12 agosto 2009

Amamándonos


Te miro y me miras
no decimos nada.
Sólo un resoplido
alguna que otra vez
de tu boca llena,
incansable, abierta
pegasosa, viva,
pequeñita, fuerte.
No decimos nada
callados los dos
mirada con mirada
tu alma y mi alma.
Un hilo invisible
mágico y etéreo
nos tiene suspendidos
entre cielo y tierra.
Y me miras tanto
que otra vez adentro
aunque estés afuera
mi vientre se mueve
en contracciones blancas.
No decimos nada
pero es tal la mirada
que me tienes presa
dulcemente atada.
Y volamos juntos
por planetas raros,
entre perfumes de alas,
en una gota de agua,
entre colores mansos,
en cantos de arpegios,
en tus burbujas blancas.
Y es todo tan nuevo,
tan nuevo y tan viejo
que ambos aprendemos
solos
embobados
mudos
extasiados.
Yo te conecto con el mundo.
Tú,al más allá me amarras.
Así... en silencio
mirada con mirada.
Evelina C. Cáneva